Racionalidad
La racionalidad es la capacidad que permite pensar, evaluar y actuar de acuerdo a ciertos principios de optimidad y consistencia, para satisfacer algún objetivo o finalidad. Cualquier construcción mental llevada a cabo mediante procedimientos racionales tiene una estructura lógico-mecánica (razonamiento).
Pese a que pueda parecer un concepto muy evidente, en las sociedades contemporáneas (sobre todo, en las de "capitalismo avanzado") no lo es tanto. Hay que proceder con cautela porque se trata de un concepto muy politizado. El neoliberalismo ha sido muy hábil ligando la "racionalidad" a una lógica productivista y situando cualquier razonamiento (o incluso valor) que contradiga sus principios y valores, literalmente, fuera de la razón o de otro concepto muy difuso pero no por ello menos manido: el sentido común.
A través de procesos como el descrito, los seres humanos tendemos a interiorizar el discurso dominante, también llamado pensamiento único y en consecuencia, sus principios y sus valores. Autores como Michel Foucault, Gilles Deleuze o Felix Guattari analizaron muy bien estos sutiles mecanismos de dominación durante las décadas de los 1970 y 1980. Recientemente, otros autores (como Toni Negri, Yann Moulier-Boutang, Rodolphe Durand o Henri Verdier) han adaptado -a partir de distintos postulados políticos- esos análisis a un contexto post-indutrial y digital como el actual.
Antes y fuera de la racionalidad neoliberal, hay otro tipo de racionalidades, que también implican la utilización, por parte del individuo, de estructuras lógico-mecánicas. El pensamiento político de los Indignados constituye, por ejemplo, una prueba de que las cosas pueden pensarse de otro modo, desde otro lugar y con otros fines. El problema no radica, por lo tanto, en "tener" o "no tener razón", ni en adoptar decisiones más o menos "racionales" sino en tener "otra razón" e incluso "otra racionalidad" cuyo escollo principal puede radicar en que está desprovista de poder y no de lógica.